UN SEGUIMIENTO DE LOS BARES A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA Y EL RESTO MUNDO




jueves, 3 de noviembre de 2011

Bar de Chipiona


Por Steve:

Sabíamos que nos pasaría. Que llegaría el punto en que no hubiera camping barato al que acudir ni alma caritativa que pudiera acogernos. Fue en Cádiz. Nos despedimos una tarde de nuestro colega gaditano y nos dimos cuenta de que no teníamos lugar al que ir hasta la tarde siguiente, en Granada. Por huevos íbamos a dormir en el coche.


Total que pensé: tengo al típico contacto de mesenger, al que no has visto nunca en persona, veraneando en un pueblo no muy lejano. Si quiero conocerla antes de que sea una famosa columnista con poco tiempo que emplear en un humilde muchacho como yo, este es el momento. Y así fue como acabamos en Chipiona, lugar de nacimiento de Rocio Jurado (creo que era el único que no sabía este dato, me enteré allí).

Mi contacto de mesenger resultó ser una chica encantadora (en ello coincide mi compañera de viaje). Nos acompañó en nuestra cena de tapeo en el bar Volapie. Mención especial merece la tortilla con montera, que es la tortilla de patata de toda la vida pero con salmonejo por encima. Nunca había probado el salmonejo y ni mucho menos se me había ocurrido echárselo a la tortilla, pero oye, que bueno estaba aquello. Todo a buen precio si mal no recuerdo. Mientras paseábamos para bajar la cena, estuvimos discutiendo sobre temas recurrentes tales como: por qué a lo que te ponen en Madrid no se le puede llamar paella o por qué al este de Andalucía abren de tal forma la boca al pronunciar la 'e' que parece que se vayan a lanzar a morderte antes de terminar la frase. En un momento dado, dicha muchacha tuvo que partir, dejándonos desamparados en medio de Chipiona. Por muy cansados que estuviésemos, era demasiado pronto para echarse a dormir y demasiado tarde para hacer cualquier cosa que no fuese echarse una cerveza. No teníamos otra opción!
5 minutos después nos encontramos en este bar vacío, cuyo nombre lamento no recordar, y es que según el Street View de Google ahí en vez de un bar hay una galería de arte. Yo os juro que el bar existe, en él estuvimos leyendo con una cerveza en la mesa como auténticos snobs. Ella leía 'Pa Negre' por obligación, y yo me ponía con 'Crónica del pájaro que da cuerda al mundo'. Libro que a día de hoy todavía no he logrado terminar. Aunque más que leer veía pasar la páginas sin prestar demasiada atención a lo que había escrito, y es que andaba pensativo. Tuve la sensación que me invadía en Murcia pero a la inversa. Veía acabar el viaje y ya sentía nostalgia por la experiencia. Por dejar atrás el acogedor trato de toda esa gente que sesea, cecea y juraría que a veces hasta cesean y dicen cosas como 'zasonar' y 'senzura'. Así, 2 cervezas despues, nos fuimos al coche aparcado frente al faro de Chipiona y nos sobamos al pie de ese enorme falo de la foto.


A la mañana siguiente nos despertaron los domingueros sevillanos que iban a la playa y volvimos a desayunar al mismo lugar que la noche anterior. Debo decir que el barman de ese bar me salvó la vida al permitirme cargar allí el móvil. Si no, no habría forma de contactar con nuestros conocidos en Granada, última parada del viaje, y un Chipiona-Valencia iba a ser mortal.

No hay comentarios: